viernes, 17 de septiembre de 2010

La segunda fase de la batalla

Hacia las 08:30, los informes de los aviones exploradores que había enviado el almirante Nagumo, confirmaban definitivamente la inexistencia de portaaviones enemigos en el área que habían sobrevolado. Con lo que se acordó definitivamente lanzar la segunda oleada sobre Midway.
A las 08:35, un mensaje del hidroavión del Tone, indicó que había detectado un portaaviones cerca de la flotilla que poco antes había avistado. El almirante Nagumo presumió ahora lo peor y quedó absorto en el puente del Akagi. El resto de los oficiales guardaba un respetuoso silencio.
El almirante creia que podría tratarse del USS Enterprise o del USS Hornet, para él, el USS Yorktown estaba en el fondo del Mar de Coral. Sin embargo, era el USS Yorktown el avistado y era el más cercano. Justamente en ese momento, el USS Yorktown también lanzó sus aviones al encuentro del enemigo, mientras que los del USS Enterprise y del USS Hornet ya estaban cerca de la flota japonesa. Para estos aviones era imprescindible encontrar lo más pronto posible a la fuerza de ataque japonesa, que sabían que estaba al borde de su radio de acción, y por lo tanto, tenían que calcular sus reservas de combustible.
A las 09:00, el almirante Nagumo enjuició la situación. Sabía que la aviación enemiga con base en tierra estaba liquidada, la defensa antiaérea japonesa había funcionado eficazmente, sin bajas, y sólo se había avistado un solitario portaaviones y una flotilla de 10 naves menores. Haciendo caso al consejo del capitán Genda, subió todos los aviones a la cubierta y ordenó cargarlos con torpedos.
Hacia las 09:18 ordenó a la fuerza de portaaviones y escoltas tomar rumbo hacia el norte, a la máxima velocidad de 30 n, en busca de la fuerza enemiga. Se tardó más de 20 minutos en tener a toda la fuerza operativa naval navegando a toda velocidad, para lograr abandonar la zona inicial de lanzamiento. Este cambio de posiciones dificultó la búsqueda por parte de los estadounidenses. A las 09:20, los aviones estaban listos para el despegue y se preparó la cubierta para la maniobra.
En ese momento, unos 15 aviones fueron avistados en el horizonte, volando a baja altura. Frenéticamente, las cubiertas fueron despejadas de aviones y se hizo despegar a los aviones de escolta, mientras se preparaba la defensa antiaérea para repeler el ataque. Aún no se abandonaba completamente la zona de lanzamiento inicial. Era la primera oleada de aviones estadounidenses con base en portaaviones.
Los aviones atacantes eran 14 torpederos Douglas TBD Devastator del USS Hornet, al mando de John Waldron. Atacaron directamente al Akagi y al Kaga. Volando casi a ras del agua, comenzaron a lanzar sus torpedos, mientras que unos 50 cazas Zero atravesaban su propia artillería antiaérea, para atacar a los Grumman TBF Avenger.
La efectiva barrera antiaérea fue derribando uno a uno a los atacantes, Waldron estuvo entre las primeras víctimas. Justo cuando alcanzó a soltar un torpedo, fue abatido junto con sus cazas pareja; otros fueron derribados por los Zero.
El alférez George Gay seguía a Waldron, su objetivo era el Kaga. Lanzó su torpedo a 800 m, y cuando ascendía a máxima velocidad fue acribillado por el fuego antiaéreo, perdiendo altura. Pasó sobre el puente del portaaviones japonés, y fue a caer a popa del gran portaaviones. El Akagi le seguía atrás. El avión cayó entero y suavemente al mar. El piloto salió de la cabina y trató de salvar a su artillero, pero no pudo sacarlo de la carlinga de la ametralladora, antes de que se hundiera el aparato en el mar. Gay fue el único superviviente de la escuadrilla de Waldron, y arrastrado por la estela del Akagi fue un espectador de primera línea.
Otra formación de 14 aviones torpederos estadounidenses, atacó por el otro flanco de la formación japonesa. Estaban comandados por Eugene E. Lindsey del USS Enterprise, que seguía la misma estrategia de Waldron. Los Zero nuevamente se abalanzaron sobre ellos antes de que alcanzasen la distancia de lanzamiento de torpedos. Fueron derribados 10 aviones, de los 14 iniciales.
Una tercera formación de 13 aviones, dirigida por Lance E. Massey provenientes del USS Yorktown, inició el ataque. Se metieron de lleno en la barrera antiaérea junto con los Zerodefensores. Sólo quedó un avión estadounidense. Hasta ese momento el balance estaba inclinado del lado japonés.
A las 10:20 de ese 4 de junio de 1942, el balance era de 80 aviadores estadounidenses muertos en acción; sin duda, contra la más efectiva barrera antiaérea naval.
El almirante Nagumo estaba satisfecho, ya que no había sufrido daños, pero la cantidad de aviones atacantes le indicó que había más de un portaaviones enemigo cerca. El comandante Yamaguchi le grita e implora prácticamente, por el señalero de luz, que desea hacer despegar ya sus aviones, el almirante Nagumo está confundido, y da la orden de subir sus aviones a cubierta. Quiere una salida simultánea de todas las aeronaves, exasperando a un ansioso contraalmirante Yamaguchi del Hiryu.

La decisión fatal

Los aviones japoneses bombardearon inmediatamente los depósitos de combustible de aviación y el resto de las instalaciones. La artillería antiaérea (AA) estableció una barrera efectiva, derribando 10 aparatos. Esta respuesta no se la esperaban los japoneses y produjo una confusión, haciendo errático el ataque. La decidida resistencia estadounidense frenó el ataque japonés.
Al ver los magros resultados del ataque, el teniente Tomonaga radió al almirante Nagumo, indicando la necesidad de efectuar un segundo ataque. En ese momento 51 aviones estadounidenses ya se dirigían hacia los portaaviones japoneses. Eran las 07:05. A la misma hora, los portaaviones estadounidenses lanzaron al aire sucesivas oleadas de aviones hacia los portaaviones japoneses, guiados por el PBY de observación.
En los portaaviones japoneses, unos 108 aviones se estaban cargando con torpedos, para el caso de detectarse la presencia de los portaaviones enemigos.
Cuando aparecieron en el horizonte los primeros aviones estadounidenses provenientes desde Midway, todos ellos preparados únicamente con torpedos, los portaaviones japoneses cubrieron sus flancos con una infernal e impenetrable cortina de fuego, y además los Zeros de escolta se lanzaron sobre los Avenger, y algunos subieron a enfrentarse con los B-17.
Los Zero derribaron 8 TBF Avenger y 2 B-17, uno se estrelló en el mar y el único superviviente, en estado de shock, fue Bert Earnest, que logró llegar con su Avenger a la isla, guiándose por la humareda del incendio de los depósitos de combustible, con su artillero muerto y el avión muy dañado por los disparos.
A las 07:10 llegó un segundo grupo compuesto por 4 aviones Martin B-26 Marauder, dos se atrevieron con la barrera antiaérea del Akagi y fueron derribados, los otros dos rozaron los flancos de la muralla de fuego y se retiraron con al menos 500 impactos cada uno. Hasta ese momento habían muerto 14 aviadores estadounidenses.
A las 07:15, el almirante Nagumo tomó una desatinada decisión, que resultaría fatal para el Imperio del Japón, ya que los hidroaviones que volaban en amplio abanico para encontrar a los portaaviones enemigos, no le enviaban noticia de haberlos avistado, por lo que consideró que estaban muy alejados y, por lo tanto, su flota estaba fuera del alcance de los aviones estadounidenses.
Ante ello, ordenó que los torpedos de los aviones que se encontraban preparados para enfrentarse a los portaaviones enemigos, fuesen desmontados y reemplazados con bombas, para realizar un segundo bombardeo de la isla Midway. Esta orden sembró la confusión y la incredulidad en los mandos de los portaaviones, y la reprobación del comandante Tamon Yamaguchi a cargo del Hiryū y Sōryū. El comandante Yamaguchi intentó comunicarse con el almirante Nagumo, pero éste le ignoró. El comandante Yamaguchi tomó la iniciativa de esperar, y no se ejecutó dicha orden, ni en el Sōryū y tampoco en el Hiryū.
Las cubiertas de los portaaviones japoneses estaban llenas de aviones listos para despegar, unos cargados aún con torpedos, otros ya con bombas, y tanto torpedos desmontados como bombas por montar, se apilaban entre ellos.
A las 07:28 Nagumo recibió el informe del hidroavión del Tone que una vez reparado, había sido lanzado una hora más tarde, y que decía: -" teki, teki, teki" (enemigo en japonés)... concentración de navíos enemigos, al menos 10 unidades enemigas"-
El almirante Nagumo al saber esta noticia, ordenó nuevamente que los aviones que ya habían sido provistos de bombas, las volviesen a desmontar y cargar nuevamente torpedos. Lo mismo estaba sucediendo en el Kaga.
El comandante Tamon Yamaguchi desde el Hiryū gritó por el señalero, que deseaba hacer despegar sus aviones torpederos ya listos al igual que en el Sōryū, gracias a su sabia intuición.
A las 07:55 otra oleada de aviones estadounidenses se acercaron a los portaaviones japoneses desde Midway. Eran 16 Douglas SBD Dauntless que intentaron bombardear en picado, pero solo 8 salieron de la barrera antiaérea, los restantes fueron derribados.
Poco después atacaron unos 15 B-17 comandados por el teniente coronel Sweeney, que lanzaron sus bombas, cayendo muy cerca de las bandas del Akagi, sin lograr impacto alguno. El almirante Nagumo anotó en la bitácora: -" no tocado"-
A las 08:09 un nuevo mensaje del hidroavión del Tone indicó que la fuerza detectada eran sólo cruceros, ningún portaaviones. El almirante Nagumo se relajó, creyendo ahora que se trataba sólo de una flotilla, no de una flota. Como ya regresaban los aviones que habían realizado la primera oleada de bombardeo de la isla, ordenó despejar las cubiertas para recibir a estos aviones.
A las 08:10 aparecieron 11 aviones estadounidenses SB2U Vindicator y se enfrentaron a la barrera antiaérea, sin lograr ningún impacto, 5 fueron derribados, los otros 6 volvieron a Midway muy dañados.
Los aviones del teniente Tomonaga tomaron cubierta y fueron rápidamente cargados con torpedos. A las 08:20 aparecieron los aviones de la primera incursión a Midway. El comandante Yamaguchi desde el Hiryū, sugirió insistentemente al almirante Nagumo, atacar la fuerza detectada. El comandante tenía listos sus aviones con torpedos, no había perdido el tiempo en cambios.
El almirante Nagumo dudó de sus elementos de criterio y consultó al capitán Minoru Genda, piloto y gestor intelectual del ataque a Pearl Harbor, que estaba enfermo en su litera en el Akagi. El capitán Genda sugirió recuperar los aviones de la primera oleada y atacar con todas sus fuerzas nuevamente la isla. El almirante Nagumo aceptó, y este error táctico le costaría la guerra al Imperio del Japón.
Eran las 08:25, el balance estaba claramente a favor de los japoneses, ningún barco tocado, ningún avión de escolta derribado, los artilleros japoneses bebían sake en sus puestos, gritando consignas victoriosas a su emperador. El plan prosiguió, el almirante Nagumo tenía otra vez confianza en la victoria, en el puente de su portaaviones insignia, mientras continuaba la sustitución de torpedos por bombas en la cubierta de sus portaaviones.

La primera fase de la batalla.

Cuando la fuerza operativa ya estaba por alcanzar el punto de ataque,el almirante Nagumo cautamente ordenó enviar una serie de aviones de exploración, despegando desde los portaaviones y los cruceros de apoyo, en búsqueda de los portaaviones enemigos. De este modo despegaron 6 aviones desde el Akagi, y de los cruceros pesados Tone y Chikuma, respectivamente, en un amplio semicírculo hacia el noroeste.
Los aviones de exploración del Akagi tenían por misión volar hacia el sur, en un radio de 300 x 60 millas náuticas y regresar; los delChikuma y del Tone tenían la misma misión, pero a la izquierda del rumbo de regreso del Akagi. Los aviones del Tone no pudieron salir a la hora convenida, sufriendo un retraso, y un avión del Chikuma regresó por avería de la radio a la mitad de su trayecto. Esta avería fue fatal para el almirante Nagumo, pues la trayectoria del avión de exploración del Chikuma interceptaba a la fuerza operativa estadounidense. Este fue el primer error del almirante Nagumo, no reponer rápidamente otro avión de exploración, en la misma dirección.
Sin embargo, no serían los japoneses los primeros en avistar al enemigo ya que un PBY Catalina pilotado por Jewell Reid, completaba su radio de búsqueda, y a eso de las 6.00 del 3 de junio, comunicó el avistamiento de 11 buques sospechosos a 700 millas máuticas al noreste de Midway. El piloto Reid creyó que esta era la fuerza de ataque principal, y radió el mensaje a la base, pero lo que Reid había avistado no era el grueso japonés, sino la fuerza de desembarco.
El almirante Nimitz dedujo que esta fuerza avistada no era la línea principal de ataque, y justamente en ese momento recibió el aviso de ataque en las base estadounidenses, en las Aleutianas, y dedujo correctamente que era un ataque de distracción.
La fuerza estadounidense permanecía en el punto L, a 300 millas náuticas de Midway, y el almirante Nimitz presionaba a los PBYexploradores, para que detectasen la ubicación de la fuerza de portaaviones enemiga que aún no había sido localizada.
La aproximación de la fuerza de portaaviones del almirante Nagumo consumió casi todo el día 3 de junio en acercarse al punto de ataque, debido a la mar gruesa y a la espesa niebla.
A las 03:00 horas del 4 de junio, los portaaviones japoneses alcanzaron el punto de lanzamiento, a unas 150 millas náuticas de Midway. Los aviones fueron elevados a cubierta y preparados para el ataque, desarrollándose en los cuatro portaaviones una febril actividad preparatoria.
En el Akagi, el almirante Chuichi Nagumo arengó personalmente a sus aviadores: -" El enemigo tiene decaído su ánimo combativo, pero probablemente atacará durante la invasión"- Los aviadores levantaron sus brazos en todos los rincones del portaaviones, gritando alternadamente : -"Banzai, Banzai, Banzai"-, el grito de guerra japonés.
Se dio la señal de encender motores y los marinos de cubierta soltaron las trabas de los cazas Mitsubishi A6M Zero, de los torpederosNakajima B5N "kate" (utilizados para esta ocasión como bombarderos de media altitud), y de los bombarderos en picado Aichi D3A"Val".
A las 04:30 se izaron las banderas y se encendió una linterna verde en el puente de mando. Los aviones despegaron uno a uno desde los cuatro portaaviones haciendo una espiral mientras se completaban las formaciones, en total eran 108 aparatos. Al mando de la formación aérea del Hiryū y Sōryū iba el teniente Joichi Tomonaga, la formación del Akagi y del Kaga estaba al mando de Sheichi Ogawa. A las 04:45 terminada la formación, la fuerza aeronaval se dirigió hacia Midway.
Lo que más inquietaba al almirante Nagumo era la incertidumbre sobre si se había logrado la sorpresa, y si había o no portaaviones enemigos cerca. Precavidamente sólo envió la mitad de su fuerza aérea, pero ordenó subir a cubierta los restantes aviones y prepararlos para el ataque con bombas, en previsión de una segunda oleada. Hasta ese minuto las decisiones tomadas por el almirante Nagumo eran muy atinadas; el no reponer el avión de exploración había sido su única omisión.
En ese mismo instante despegaban de Midway unos 16 bombarderos estadounidenses B-17 con la misión de ubicar y bombardear en altura, a los buques identificados por Reid (La fuerza de desembarco).
Hacia las 05:30, un PBY radió a la fuerza operativa estadounidense, que había localizado a un portaaviones enemigo en demora 320° a 150 millas náuticas de Midway. Otro PBY detectó la formación de aviones enemigos en rumbo, radiando un mensaje de alerta a Midway.
En Midway, todos los aviones capaces de volar, ya estaban en el aire a eso de las 06:00 del 4 de junio, y formaciones de aviones Grumman TBF Avenger se dirigieron hacia la posición radiada por el último PBY. El resto de los aviones tales como 5 aviones Curtiss P-40 y 37 Brewster F2A Buffalo, menos aptos para el ataque, que hicieron de paraguas, volando sobre la isla. Hacia las 06:03, el almirante Nimitz recibía la información del PBY que avistó al Akagi y traspasó esta información al almirante Fletcher. Rápidamente se izaron los aviones a las cubiertas de los portaaviones estadounidenses.
A las 06:30 llegaron las primeras oleadas de aviones japoneses a Midway, y empezaron su ataque, a los que se opusieron los inexpertos aviadores estadounidenses, volando los anticuados Buffalos. Fue un desastre ya que 15 Buffalos fueron fácilmente derribados, 12 volvieron a la isla, y de ellos, 7 no volverían a volar nunca más.

Las fuerzas operativas toman rumbo a su destino

Después de la salida de la fuerza operativa a Midway el 27 de mayo, la fuerza destinada a las Aleutianas zarpó el 28 desde Ominato, mientras que las fuerzas previstas para la ocupación de Midway zarparon desde Saipán y Guam el día 30 de mayo. La fuerza estadounidense navegaba desde el 27 de mayo hacia un punto denominado "Point Luck", que estaba a 200 millas náuticas hacia el noroeste de Midway. El almirante Nimitz había fijado dicho punto, para poder estar en una posición de arranque-ataque.
Para el 1 de junio, la fuerza de portaaviones japonesa navegaba hacia el noroeste en medio de una mar gruesa, con mucha lluvia y niebla muy densa. En un punto situado a unas 1 000 millas náuticas, torcerían rumbo a Midway, hacia el suroeste, y alcanzado ese punto se iniciaría el ataque. El punto se alcanzó a la medianoche del 2 de junio.
En Midway, el 3 de junio, se prepararon una serie de reconocimientos aéreos en abanico, realizados por los PBY Catalina, dispuestos en un radio de 700 millas náuticas, cubriendo todo el sector oriental de Midway. Para ello se utilizaron 23 PBY, que cubrieron igual número de sectores de una extensión de 700 x 50 millas náuticas, abarcando la zona de búsqueda a 1 150 millas náuticas perimetrales, con lo que toda nave venida del noreste debía ser detectada.
La fuerza operativa estadounidense llegó el 3 de junio por la tarde, a un punto situado a 300 millas náuticas de Midway, desconociéndose la ubicación de la fuerza operativa japonesa, ya que las comunicaciones por radio entre sus componentes habían sido suprimidas completamente.
El 3 de junio de 1942, a las 14 horas, la fuerza del almirante Nagumo alcanzó la distancia de 250 millas náuticas de la isla, con lo que la posición de ataque se alcanzaría en un punto situado a 150 millas náuticas.

Las medidas estadounidenses

Hecho el análisis por el comando estratégico de la Armada de los Estados Unidos, se llegó a la conclusión que la pérdida de Midway era casi como perder a Pearl Harbor, por su importancia como base para bombarderos de largo alcance, no así las Aleutianas cuyos emplazamientos solo tenían fines más bien científicos y relacionados con la pesca.
No quedaba mucho tiempo y sólo disponían de tres portaaviones (el USS Hornet, el USS Enterprise y el malparado USS Yorktown, dañado en la batalla del Mar del Coral, incluso dado por hundido por los japoneses).
El USS Yorktown (CV-5) tenía que ser reparado en el asombroso tiempo de tres días, lo que se logró dado que unos 1 600 obreros de los arsenales de la armada trabajaron día y noche para dejar operativo al portaaviones.
El USS Saratoga (CV-3) estaba en reparaciones debido a un torpedeamiento, y el USS Lexington (CV-2) se había perdido en el Mar del Coral.
La consigna del almirante Chester Nimitz era simple: había que "interceptar e infligir al enemigo el máximo daño posible con una vigorosa táctica de castigo".
Las esperanzas de una victoria eran muy dudosas, sólo se contaba con que el enemigo no se enterara del envío de estas unidades al escenario de Midway.
Rápidamente se intensificaron los preparativos. Primeramente el almirante Nimitz viajó a Midway, donde la base estaba a cargo del coronel Harold Shannon, y comprobó el estado de la defensa de la isla, tras lo cual hizo enviar refuerzos a Midway tanto de aviones como de soldados. Seguidamente dio instrucciones de poner operativo con la mayor urgencia al USS Yorktown , y poner en alerta al USS Enterprise y al USS Hornet para el combate.
Colocó al mando de la flota de portaaviones al comandante Raymond Spruance, denominada Fuerza Operativa Nº 16, zarpando el USS Hornet y el USS Enterprise rumbo a Midway, y 48 horas después lo hizo el reacondicionado USS Yorktown. Acompañaba a la Fuerza Operativa Nº 16, la Fuerza Operativa Nº 17, compuesta por 8 cruceros y 15 destructores al mando del almirante Frank Jack Fletcher. Además se destinaron a Midway patrullas de submarinos, compuestas de 20 unidades.
Ese mismo día, el 27 de mayo de 1942, salía la fuerza operativa japonesa hacia sus destinos.
Indudablemente la exigua fuerza que enviaba el almirante Nimitz era mínima, en comparación con la gigantesca fuerza operativa japonesa que lo superaba en número de aparatos aéreos, cañones y calidad de buques.
El almirante Nimitz se jugó todas las cartas en este ataque, ya que de fracasar, dejaría a Hawái y toda la costa oeste de Estados Unidos, a merced de los cañones del almirante Yamamoto.
El almirante Nimitz expresó: "Lo único que se interpone entre la costa de Estados Unidos y la flota japonesa son sólo estos tres portaaviones".
Cuando la fuerza estadounidense cruzó durante la noche del 31 de mayo los arrecifes de Fragata Shoals, los submarinos del almirante Yamamoto no los detectaron, pues llegaron a su posición un día después. La suerte acompañó desde el principio al almirante Nimitz, y la estrella del almirante Yamamoto empezaba su lenta declinación. De haber dado la alerta estos submarinos, la historia habría seguido un curso muy diferente.

El factor sorpresa perdido

Después de los duros golpes propinados por el Imperio del Japón en Pearl Harbor y el Mar del Coral, los servicios de inteligencia estadounidenses trabajaron intensamente y lograron averiguar la próxima acción japonesa.
Una incursión de hidroaviones pesados Kawanishi H8K2 (Emily) en marzo de 1942, sobre Oahu había despertado las sospechas del servicio de inteligencia estadounidense sobre una posible acción sobre Hawái, pero lo que ignoraban los estadounidenses, era que estos gigantescos hidroaviones iban a bombardear los objetivos dejados de lado en el ataque a Pearl Harbor, pero el bajo techo de nubes impidió un ataque efectivo y se perdió la oportunidad.
A fines de abril de 1942, una estratagema ideada por Joe Rochefort, uno de los oficiales operadores de los cifradores, arrojó el próximo lugar de ataque y fecha. Los operadores descubrieron que el nuevo objetivo japonés aparecía como "AF" en las comunicaciones cifradas niponas. Para comprobar si este objetivo era Midway, como sospechaban los estadounidenses, dicho operador radió que Midway tenía problemas con el suministro de agua potable. Esto fue recibido por los japoneses, que descubriéndose, retransmitieron el mensaje codificado de que "AF tenía problemas con el suministro de agua potable". Así, los servicios de inteligencia estadounidenses dedujieron correctamente que Midway era el próximo objetivo, y que el ataque estaba fijado para principios de junio. También se descifró el mensaje que hablaba de las acciones sobre las Aleutianas por parte del Imperio del Japón, y los analistas estadounidenses dedujeron que este ataque era una mera distracción tendida por los japoneses.
Este mensaje le llegó con carácter urgente al almirante Chester Nimitz quien después de un análisis de la situación, tuvo que tomar apresuradas medidas para contrarrestar la acción japonesa.