El mando militar japonés conocía perfectamente que su potencia económica era claramente inferior a la de los Estados Unidos, y que por lo tanto, en guerra de desgaste contra ese país serían derrotados. Por tanto, los hechos en los que pudiesen tomar la iniciativa eran vitales para el objetivo final del Imperio del Japón.
El ataque a la base estadounidense de Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941 no tenía otro objetivo que acabar con la flota estadounidense estacionada en el Océano Pacífico, y así poder establecer sin molestias un programa de conquistas de territorios para la obtención de recursos vitales, como el petróleo, caucho y minerales, cuyas reservas estaban agotándose debido al bloqueo estadounidense. El fin último era llevar a los Estados Unidos a la mesa de negociaciones y establecer una paz a la medida de los intereses japoneses.
Con las sucesivas victorias japonesas y la anulación de la presencia naval británica en el Océano Índico con el hundimiento de las naves de guerra HMS Prince of Wales y HMS Repulse el 10 de diciembre de 1941, y posteriormente el hundimiento del HMSDorsetshire, el HMS Cornwall y el portaaviones HMS Hermes frente a Trincomali, pusiera fin a la presencia británica en el archipiélago malayo; los estrategas japoneses se enfrentaron a un dilema sobre sus futuras acciones. Las alternativas eran si el Imperio del Japón debía conquistar más territorios insulares y establecer un anillo perimetral, o avanzar agresivamente hacia el Este y presionar a los Estados Unidos a una batalla decisiva.
El ataque a Pearl Harbor tuvo un efecto contraproducente, desplazando el concepto del acorazado como la unidad más importante de una flota naval, en favor del portaaviones. Súbitamente, los acorazados del Japón, incluidos los increíbles Clase Yamato pasaron casi a la obsolescencia. En efecto, la exitosa operación de bombardeo de Pearl Harbor que acabó con el hundimiento de la flota de acorazados estadounidenses en el Océano Pacífico, tuvo un efecto contraproducente, ya que fueron los mismos japoneses los que terminaron con la era del acorazado, haciendo que desde entonces, la guerra naval se basaría en la aviación naval.
Es materia de discusión el que si los japoneses hubiesen desembarcado y tomado las islas Hawái habrían hundido efectivamente a la flota estadounidense al dejarla sin base en el Océano Pacífico central.
Otro de los errores japoneses atribuibles al almirante japonés Chuichi Nagumo en Pearl Harbor, fue no lanzar la tercera oleada para destruir los depósitos de combustible y las maestranzas de los astilleros, además de no ubicar a los portaaviones estadounidenses. Esto hizo que los estadounidenses pusieran nuevamente operativa la base en cuestión de unos pocos meses.
Hawái era para los estadounidenses, un gigantesco portaaviones insumergible que podía recibir cuantos efectivos le fuesen enviados desde el continente, y desde el cual podían iniciar la batalla contra el Imperio del Japón.
Ante la insospechada reacción de Estados Unidos, aceptando la guerra en el Océano Pacífico, los japoneses comprendieron el fallo cometido al no haber tomado las islas Hawái, y decidieron conquistarlas.
El almirante Isoroku Yamamoto, comprendiendo que si no tomaba la iniciativa, el efecto de la victoria en Pearl Harbor pronto se diluiría, encargó al contralmirante Matome Ugaki el análisis de la situación, y sugerir las líneas de acción de la Armada Imperial Japonesa.
Una vez terminados los estudios, Ugaki convocó a una junta de estrategas presidida por Yamamoto y expuso sus apreciaciones, según las cuales Japón tenía tres alternativas de ofensiva:
§ conquista de territorio australiano,
§ conquista de la islas de Hawái,
§ ocupación de algunos sectores de India.
Antes de emprender cualquiera de esos caminos había que neutralizar y tomar para sí a las islas Midway, que podían ser usadas como otro portaaviones estadounidense insumergible. Evitar la toma de estas islas obligaría a la flota estadounidense a un enfrentamiento decisivo.
Para el Imperio del Japón era además vital el acortar la contienda con los Estados Unidos, ya que el superior poderío industrial de este último país, sería decisivo en una guerra de larga duración. La probable conquista de Gran Bretaña por Alemania (mediante la Operación León Marino) haría que la flota británica instalada en la metrópoli partiera a Canadá y finalmente se sumara a la estadounidense. Esto sería fatal para la Armada imperial japonesa, por lo que la eliminación del resto de la flota estadounidense en el Océano Pacífico era de carácter urgente.
Desde el Imperio del Japón se pensaba que si se conquistaban las islas Hawái, la eliminación total de la presencia estadounidense en el área del Océano Pacífico, forzaría a sentarse en la mesa de negociaciones a unos Estados Unidos severamente derrotados.
Aunque el alto mando japonés consideró invadir las islas Hawái, en un primer momento replicó negativamente al contraalmirante Ugaki, y la operación fue descartada por el tremendo esfuerzo logístico, la falta del factor sorpresa y de supremacía aérea que implicaba (por la lejanía y el alto costo logístico de mantener la invasión).
Australia fue descartada por los mismos juicios y la desaprobación del Ejército Imperial Japonés.
Se favoreció el ataque de Midway, que ofrecía a Yamamoto la posibilidad de ocupar esas islas y atraer a la flota estadounidense operando en el Océano Pacífico, y aniquilarla. Esta fue la directiva a seguir y los estrategas se pusieron a trabajar en desarrollar el plan de operaciones no sin antes ser resistido fuertemente por otros estrategas que consideraban inútil la ocupación de un atolón que creían que la flota de Estados Unidos desecharía.
Midway es un atolón bajo la autoridad estadounidense en medio del Océano Pacífico, compuesto por dos islotes, el Sand (arena) e Isla oriental y al medio, una laguna drenada que permite la entrada de buques, con un área "útil" de 10 km². Usada por la empresa de aviación Panagra como base de aprovisionamiento desde 1925, fue posteriormente militarizada. Está a 1 800 kilómetros de Hawái y a 3.200 del Japón. Por aquel entonces existía un aeródromo militar de uso también civil, pobremente guarnecido y muy poco apetecido como punto de destino por los marinos estadounidenses, quienes de hecho consideraban un castigo el ser destinado allí.
Dos hechos capitales contribuyeron a convencer a los disidentes del plan de invasión a Midway, a retractarse y a acelerar los planes.
El 18 de abril de 1942, una avanzada de portaaviones estadounidenses en una audaz misión, se acercó a las costas del Imperio del Japón. Estaba compuesta por dos portaaviones, losUSS Enterprise y USS Hornet. Este último llevaba en cubierta 16 bombarderos medios B-25, al mando del coronel James H. Doolittle. El plan consistía en hacer sentir al Imperio del Japón un poco de la guerra que él mismo había comenzado, bombardeando objetivos militares en suelo nipón. Este hecho se conoce como Incursión Doolittle y sus consecuencias fueron inmediatas para el Imperio del Japón, pues logró más aceptación para el plan del almirante Yamamoto sobre Midway, como precaución, para que no se repitieran más incursiones aéreas estadounidenses.
El segundo hecho fue la Batalla del Mar del Coral, que resultó una victoria táctica para el Imperio del Japón al perder un portaaviones ligero, el Shōhō, contra el enorme portaaviones estadounidense USS Lexington. Tiene históricamente especial relevancia al ser el primer enfrentamiento entre portaaviones sin que las naves llegaran a verse, siendo únicamente los aviones de ambos contendientes los que lo realizaron.
Quienes se habían resistido y alegado en contra del Plan Midway, ahora apuraban los retoques de la operación.
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