Hecho el análisis por el comando estratégico de la Armada de los Estados Unidos, se llegó a la conclusión que la pérdida de Midway era casi como perder a Pearl Harbor, por su importancia como base para bombarderos de largo alcance, no así las Aleutianas cuyos emplazamientos solo tenían fines más bien científicos y relacionados con la pesca.
No quedaba mucho tiempo y sólo disponían de tres portaaviones (el USS Hornet, el USS Enterprise y el malparado USS Yorktown, dañado en la batalla del Mar del Coral, incluso dado por hundido por los japoneses).
El USS Yorktown (CV-5) tenía que ser reparado en el asombroso tiempo de tres días, lo que se logró dado que unos 1 600 obreros de los arsenales de la armada trabajaron día y noche para dejar operativo al portaaviones.
El USS Saratoga (CV-3) estaba en reparaciones debido a un torpedeamiento, y el USS Lexington (CV-2) se había perdido en el Mar del Coral.
La consigna del almirante Chester Nimitz era simple: había que "interceptar e infligir al enemigo el máximo daño posible con una vigorosa táctica de castigo".
Las esperanzas de una victoria eran muy dudosas, sólo se contaba con que el enemigo no se enterara del envío de estas unidades al escenario de Midway.
Rápidamente se intensificaron los preparativos. Primeramente el almirante Nimitz viajó a Midway, donde la base estaba a cargo del coronel Harold Shannon, y comprobó el estado de la defensa de la isla, tras lo cual hizo enviar refuerzos a Midway tanto de aviones como de soldados. Seguidamente dio instrucciones de poner operativo con la mayor urgencia al USS Yorktown , y poner en alerta al USS Enterprise y al USS Hornet para el combate.
Colocó al mando de la flota de portaaviones al comandante Raymond Spruance, denominada Fuerza Operativa Nº 16, zarpando el USS Hornet y el USS Enterprise rumbo a Midway, y 48 horas después lo hizo el reacondicionado USS Yorktown. Acompañaba a la Fuerza Operativa Nº 16, la Fuerza Operativa Nº 17, compuesta por 8 cruceros y 15 destructores al mando del almirante Frank Jack Fletcher. Además se destinaron a Midway patrullas de submarinos, compuestas de 20 unidades.
Ese mismo día, el 27 de mayo de 1942, salía la fuerza operativa japonesa hacia sus destinos.
Indudablemente la exigua fuerza que enviaba el almirante Nimitz era mínima, en comparación con la gigantesca fuerza operativa japonesa que lo superaba en número de aparatos aéreos, cañones y calidad de buques.
El almirante Nimitz se jugó todas las cartas en este ataque, ya que de fracasar, dejaría a Hawái y toda la costa oeste de Estados Unidos, a merced de los cañones del almirante Yamamoto.
El almirante Nimitz expresó: "Lo único que se interpone entre la costa de Estados Unidos y la flota japonesa son sólo estos tres portaaviones".
Cuando la fuerza estadounidense cruzó durante la noche del 31 de mayo los arrecifes de Fragata Shoals, los submarinos del almirante Yamamoto no los detectaron, pues llegaron a su posición un día después. La suerte acompañó desde el principio al almirante Nimitz, y la estrella del almirante Yamamoto empezaba su lenta declinación. De haber dado la alerta estos submarinos, la historia habría seguido un curso muy diferente.
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