Los aviones japoneses bombardearon inmediatamente los depósitos de combustible de aviación y el resto de las instalaciones. La artillería antiaérea (AA) estableció una barrera efectiva, derribando 10 aparatos. Esta respuesta no se la esperaban los japoneses y produjo una confusión, haciendo errático el ataque. La decidida resistencia estadounidense frenó el ataque japonés.
Al ver los magros resultados del ataque, el teniente Tomonaga radió al almirante Nagumo, indicando la necesidad de efectuar un segundo ataque. En ese momento 51 aviones estadounidenses ya se dirigían hacia los portaaviones japoneses. Eran las 07:05. A la misma hora, los portaaviones estadounidenses lanzaron al aire sucesivas oleadas de aviones hacia los portaaviones japoneses, guiados por el PBY de observación.
En los portaaviones japoneses, unos 108 aviones se estaban cargando con torpedos, para el caso de detectarse la presencia de los portaaviones enemigos.
Cuando aparecieron en el horizonte los primeros aviones estadounidenses provenientes desde Midway, todos ellos preparados únicamente con torpedos, los portaaviones japoneses cubrieron sus flancos con una infernal e impenetrable cortina de fuego, y además los Zeros de escolta se lanzaron sobre los Avenger, y algunos subieron a enfrentarse con los B-17.
Los Zero derribaron 8 TBF Avenger y 2 B-17, uno se estrelló en el mar y el único superviviente, en estado de shock, fue Bert Earnest, que logró llegar con su Avenger a la isla, guiándose por la humareda del incendio de los depósitos de combustible, con su artillero muerto y el avión muy dañado por los disparos.
A las 07:10 llegó un segundo grupo compuesto por 4 aviones Martin B-26 Marauder, dos se atrevieron con la barrera antiaérea del Akagi y fueron derribados, los otros dos rozaron los flancos de la muralla de fuego y se retiraron con al menos 500 impactos cada uno. Hasta ese momento habían muerto 14 aviadores estadounidenses.
A las 07:15, el almirante Nagumo tomó una desatinada decisión, que resultaría fatal para el Imperio del Japón, ya que los hidroaviones que volaban en amplio abanico para encontrar a los portaaviones enemigos, no le enviaban noticia de haberlos avistado, por lo que consideró que estaban muy alejados y, por lo tanto, su flota estaba fuera del alcance de los aviones estadounidenses.
Ante ello, ordenó que los torpedos de los aviones que se encontraban preparados para enfrentarse a los portaaviones enemigos, fuesen desmontados y reemplazados con bombas, para realizar un segundo bombardeo de la isla Midway. Esta orden sembró la confusión y la incredulidad en los mandos de los portaaviones, y la reprobación del comandante Tamon Yamaguchi a cargo del Hiryū y Sōryū. El comandante Yamaguchi intentó comunicarse con el almirante Nagumo, pero éste le ignoró. El comandante Yamaguchi tomó la iniciativa de esperar, y no se ejecutó dicha orden, ni en el Sōryū y tampoco en el Hiryū.
Las cubiertas de los portaaviones japoneses estaban llenas de aviones listos para despegar, unos cargados aún con torpedos, otros ya con bombas, y tanto torpedos desmontados como bombas por montar, se apilaban entre ellos.
A las 07:28 Nagumo recibió el informe del hidroavión del Tone que una vez reparado, había sido lanzado una hora más tarde, y que decía: -" teki, teki, teki" (enemigo en japonés)... concentración de navíos enemigos, al menos 10 unidades enemigas"-
El almirante Nagumo al saber esta noticia, ordenó nuevamente que los aviones que ya habían sido provistos de bombas, las volviesen a desmontar y cargar nuevamente torpedos. Lo mismo estaba sucediendo en el Kaga.
El comandante Tamon Yamaguchi desde el Hiryū gritó por el señalero, que deseaba hacer despegar sus aviones torpederos ya listos al igual que en el Sōryū, gracias a su sabia intuición.
A las 07:55 otra oleada de aviones estadounidenses se acercaron a los portaaviones japoneses desde Midway. Eran 16 Douglas SBD Dauntless que intentaron bombardear en picado, pero solo 8 salieron de la barrera antiaérea, los restantes fueron derribados.
Poco después atacaron unos 15 B-17 comandados por el teniente coronel Sweeney, que lanzaron sus bombas, cayendo muy cerca de las bandas del Akagi, sin lograr impacto alguno. El almirante Nagumo anotó en la bitácora: -" no tocado"-
A las 08:09 un nuevo mensaje del hidroavión del Tone indicó que la fuerza detectada eran sólo cruceros, ningún portaaviones. El almirante Nagumo se relajó, creyendo ahora que se trataba sólo de una flotilla, no de una flota. Como ya regresaban los aviones que habían realizado la primera oleada de bombardeo de la isla, ordenó despejar las cubiertas para recibir a estos aviones.
A las 08:10 aparecieron 11 aviones estadounidenses SB2U Vindicator y se enfrentaron a la barrera antiaérea, sin lograr ningún impacto, 5 fueron derribados, los otros 6 volvieron a Midway muy dañados.
Los aviones del teniente Tomonaga tomaron cubierta y fueron rápidamente cargados con torpedos. A las 08:20 aparecieron los aviones de la primera incursión a Midway. El comandante Yamaguchi desde el Hiryū, sugirió insistentemente al almirante Nagumo, atacar la fuerza detectada. El comandante tenía listos sus aviones con torpedos, no había perdido el tiempo en cambios.
El almirante Nagumo dudó de sus elementos de criterio y consultó al capitán Minoru Genda, piloto y gestor intelectual del ataque a Pearl Harbor, que estaba enfermo en su litera en el Akagi. El capitán Genda sugirió recuperar los aviones de la primera oleada y atacar con todas sus fuerzas nuevamente la isla. El almirante Nagumo aceptó, y este error táctico le costaría la guerra al Imperio del Japón.
Eran las 08:25, el balance estaba claramente a favor de los japoneses, ningún barco tocado, ningún avión de escolta derribado, los artilleros japoneses bebían sake en sus puestos, gritando consignas victoriosas a su emperador. El plan prosiguió, el almirante Nagumo tenía otra vez confianza en la victoria, en el puente de su portaaviones insignia, mientras continuaba la sustitución de torpedos por bombas en la cubierta de sus portaaviones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario